Este domingo hubo mil extranjeros. Llegaron incluso desde Japón y China.
Cuando comenzó a organizarse la maratón de Buenos Aires, la idea era que sirviera como excusa para montar una gran fiesta en la Ciudad -para corredores y no corredores-, que al mismo tiempo se convirtiera en una atracción turística. El éxito de la 8° edición de los 42,195 kilómetros, que se corrieron el domingo desde Villa Lugano hasta Núñez, marca que se ha avanzado mucho en esa dirección. Y que no es imposible para Buenos Aires transitar el camino que han recorrido ciudades como Nueva York, Londres, Berlín o París, cuyas maratones son un acontecimiento reconocido en el calendario por locales y turistas.
Con 5.000 inscriptos, la de Buenos Aires se convirtió en 2008 en la más importante de Latinoamérica, por encima de la de San Pablo. Y un dato significativo es que unos 1.000 corredores fueron extranjeros, según informó Carlos Sáez, presidente de la Fundación Ñandú, que organizó la competencia junto al Gobierno de la Ciudad.
Hubo visitantes de Chile (296), Brasil (149), Uruguay (91), Estados Unidos (60), Perú (45) e incluso de Japón, China y Albania, entre otros países.
La compleja organización, con sus cortes de tránsito y su logística, también ha avanzado. "Iba a correr 30 kilómetros, porque corro la maratón de Nueva York el 2 de noviembre, pero me sentí tan mimado con las bananas, la hidratación y el aliento de los voluntarios, que seguí hasta el final", dijo, por ejemplo, Claudio Destéfano.
Precisamente la labor de los voluntarios y de la Policía Federal en la organización fue especialmente destacada por la Fundación Ñandú, que está becando corredores menores de 20 años con el objetivo de que la Argentina vuelva a tener maratonistas en los Juegos Olímpicos, en la senda de Delfo Cabrera y Juan Carlos Zabala.
Cuando comenzó a organizarse la maratón de Buenos Aires, la idea era que sirviera como excusa para montar una gran fiesta en la Ciudad -para corredores y no corredores-, que al mismo tiempo se convirtiera en una atracción turística. El éxito de la 8° edición de los 42,195 kilómetros, que se corrieron el domingo desde Villa Lugano hasta Núñez, marca que se ha avanzado mucho en esa dirección. Y que no es imposible para Buenos Aires transitar el camino que han recorrido ciudades como Nueva York, Londres, Berlín o París, cuyas maratones son un acontecimiento reconocido en el calendario por locales y turistas.
Con 5.000 inscriptos, la de Buenos Aires se convirtió en 2008 en la más importante de Latinoamérica, por encima de la de San Pablo. Y un dato significativo es que unos 1.000 corredores fueron extranjeros, según informó Carlos Sáez, presidente de la Fundación Ñandú, que organizó la competencia junto al Gobierno de la Ciudad.
Hubo visitantes de Chile (296), Brasil (149), Uruguay (91), Estados Unidos (60), Perú (45) e incluso de Japón, China y Albania, entre otros países.
La compleja organización, con sus cortes de tránsito y su logística, también ha avanzado. "Iba a correr 30 kilómetros, porque corro la maratón de Nueva York el 2 de noviembre, pero me sentí tan mimado con las bananas, la hidratación y el aliento de los voluntarios, que seguí hasta el final", dijo, por ejemplo, Claudio Destéfano.
Precisamente la labor de los voluntarios y de la Policía Federal en la organización fue especialmente destacada por la Fundación Ñandú, que está becando corredores menores de 20 años con el objetivo de que la Argentina vuelva a tener maratonistas en los Juegos Olímpicos, en la senda de Delfo Cabrera y Juan Carlos Zabala.
Fuente: http://www.clarin.com/
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