5/10/10
LESIONES, LA PERIOSTITIS TIBIAL
La mayoría de los corredores han sufrido esta lesión que se identifica por un “dolor en la tibia”, que disminuye cuando estamos en reposo. Se caracteriza por comenzar con un dolor leve y “soportable” cuando entrenamos, en la parte inferior de la tibia (ver imagen), pero a medida que seguimos entrenando con el correr de los días se va tornando cada vez más difícil entrar en calor, ya que el dolor va aumentando, hasta que termina impidiéndonos caminar con normalidad.
La Periostitis tibial es una inflamación del periostio, que es una membrana que recubre a los huesos y que tiene la función de crear una sustancia que mantiene a estos en perfecto estado. En esta capa se encuentran los vasos sanguíneos y las terminaciones nerviosas, por lo que son muy sensibles. A esta capa se pegan los músculos, como el gemelo, soleo, tibial post., flexor de los dedos, que son de los que más usamos día a día en el running.
¿Cómo se produce?
Esta lesión íntimamente ligada a la sobre exigencia de una zona ósea. Aparece generalmente al cambiar de calzado o al entrenar sobre superficies especialmente duras, como asfalto, o al incrementar bruscamente la intensidad del entrenamiento o su volumen, sin una progresión correcta que permita a nuestro cuerpo asimilarlo.
Aparte de todo esto, puede haber factores biomecánicos propios de cada atleta como son la pisada, mala alineación de la pelvis, etc. que un defecto biomecánico de este tipo puede provocar un mal reparto de la carga sobre nuestras extremidades, sobre exigiendo a una zona y provocando este tipo de inflamación.
Síntomas:
- Dolor en la cara anterior o anteriointerna de la tibia.
- Dolor quemante que aumenta con el esfuerzo.
- Bolitas inflamatorias a lo largo de la tibia (también llamado “Rosario Perióstico”).
Tratamiento:
- Disminuir la intensidad del ejercicio.
- Realizar el ejercicio en lugares blandos.
- Aplicación de hielo.
- Estiramientos.
- Masajes.
- Vendajes (para evitar la vibración de la tibia en el impacto).
- Aplicación de anti inflamatorios (según prescripción médica).
- Plantillas ortopédicas y zapatillas con buena capacidad de absorción de impactos.
Consejos:
- Principalmente, “escuchá a tu cuerpo”. Si aparecen dolores en esa zona, lo mejor que podés hacer, es descansar un par de días hasta que desaparezca el dolor.
- No usar calzados con más de 1000 km. de uso. Esto dependerá de la marca y los modelos. Algunos calzados tendrán su suela “vencida” al cumplir los 300 km, mientras que otras a los 500k u 800k.
- Evitar entrenar terrenos duros. Todo lo que se pueda.
- Incrementar la intensidad y el volumen del entrenamiento de forma progresiva.
- Hacer estiramientos (sobre todo gemelo y soleo).
- Hacete un estudio de la pisada y biomecánica del pie, por sí fuera necesario corregirlo.
- Fortalecimiento del tibial anterior.
- Aplicación de frió ante cualquier molestia y consultar con tu especialista.
Lo más complicado de esta lesión, es que los atletas solemos ser muy reacios a dejar de correr y de continuar con los entrenamientos esta dolencia se agudiza, e inclusive pude derivar en las temidas fracturas por estrés. Así que, ante la aparición de estos síntomas, lo mejor es que consultes a tu médico traumatólogo o kinesiólogo, para que te diagnostique correctamente y de ser necesario te recomiende un tratamiento.
Fuente: atletas.info
Referido en Red Corredores
http://www.redcorredores.com/novedad_detalle.php?id=2
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