

Aún recuerdo ese momento, lo recuerdo a Luis, en ese vacío que siento durante todos los días, en nuestras reuniones, en nuestras bromas y en el trabajo, ese hombre que aprendí a conquistar, que me conquistó por completo, y que me hizo parte de su familia.
Somos seres humanos, con sentimientos, con corazones, esos que se endurecen para demostrar responsabilidad y firmeza, y también aquellos, que laten doloridos, en soledad, recordando a aquellos individuos que nos catapultaron hacia donde estamos, hacia donde vamos…

Un hombre que vistió con amor, esos colores que acompañó durante toda su vida. En dicho club, ni lo registraban, ese hombre estaba por encima de todos los equipos, y así lo vivió durante décadas, porque fue el único dirigente que se ganó ese apodo que era más mencionado que su nombre: “ el presi”.

En la vida, hay empujones insoslayables, ver a mi mejor amigo y confidente yacer y disfrutar de un paraíso merecido, me dio temor, mucho temor, de sentirme solo, ese hombre era mi confidente, y lo amé como a mis padres.
Ese hombre que gobernó a un millar de atletas, dejó su obra acompañado de su hija, y de dos de sus amigos, Edison Pellejero y de mi.
Estimados y queridos socios de la AAU, esta nota se las escribo a la medianoche del 24 de abril, con una sensibilidad indescriptible, hoy es un día para recordarlo, para agradecerle su enorme contribución a este deporte, y me disculpo con todos ustedes por no estar a la altura de ese hombre que no tiene comparación.
El día de su muerte, la Comisión Directiva del Equipo de sus amores, le remitió una carta oficial, agradeciéndole su eterna fidelidad y compromiso deportivo
Atentamente.
Edgardo Ramos Verde
Presidente de la Agrupacion de Atletas del Uruguay
Fuente: E-Mail de Edgardo Ramos Verde
presidenteaauruguay@adinet.com.uy
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